Experiencias inolvidables

El número 23 de Burroughs

Junto a Jack Kerouac y Allen Ginsberg, William S. Burroughs fue uno de los líderes mediáticos de la contracultura de los años 60, y también perteneció literariamente a la Generación Beat, aquélla apegada a los garitos de jazz decadentes, a las calles, a lo sórdido.

El autor tenía muchas obsesiones. Tantas que podría haber pasado como personaje de una de sus novelas. La más llamativa quizá sea su obsesión por la cifra 23. Una cifra que también ha acabado a otras personas. Y es que poseemos 23 vértebras, porque nuestro ADN está dividido en 23 pares de cromosomas (y el par número 23 define el sexo), es el primo más pequeño para el que la suma de los cuadrados de sus dígitos es también un primo impar, Sherlock Holmes y el Doctor Watson vivieron en el 221b de Baker Street durante un período de 23 años, y un largo etcétera.

Pero la obsesión de Burroughs nació de un modo más cotidiano: en un ferry, conoció a un tal capitán Clark, que le contó que navegar de una orilla a otra había sido su ocupación durante 23 años y que nunca había tenido un accidente. Ese mismo día el ferry naufragó muriendo él y todos los ocupantes. Esa misma noche, Burroughs oyó por la radio que un avión que volaba de Nueva York a Miami se había estrellado. El capitán del avión se apellidaba Clark y el vuelo era el número 23.

Desde entonces, Burroughs incorporaría un personaje llamado capitán Clark en todas sus novelas sus novelas, un personaje relacionado con la fatalidad y que tenía por obsesión el investigar el enigma del número 23.

Y es que William Burroughs era un personaje excesivo en todos los sentidos, incluido el literario. Valga como muestra, la oración alternativa que propuso para el Día de Acción de Gracias:

Gracias por el pavo y las palomas mensajeras, destinados a ser cagados a través de las tripas de los americanos. 
Gracias por todo un continente que hemos asesinado y hemos envenenado.
Gracias a los indios que nos proporcionan algo de peligro y de reto. 
Gracias por las grandes manadas de bisontes, por matarlos, sacarles la piel y dejar que se pudra.
Gracias por los trofeos de lobos y coyotes.
Gracias por el sueño americano, por divulgar y falsificar hasta que el fraude salga a la luz.
Gracias por el Ku Kux Klan, por los policías que matan negros y se los apuntan en su cuenta, por las mujeres piadosas y decentes con sus caras mezquinas cansadas, amargadas y perversas.
Gracias por las pegatinas que pongan Matar un maricón en nombre de Cristo.

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Comentarios

  1. Comentario by Natxo Sobrado - julio 18, 2013 02:29 pm

    ¿Se sabe si Burroughs conoció a Michael Jordan?

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  2. Comentario by Sergio Parra - julio 18, 2013 02:37 pm

    Pues no me sorprendería nada, nada. xD

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