Si algo me gusta en mi vida es el cambio de actividad, ya tiré muchos años por el desagüe jugando al fútbol y a la pala, así que ahora intento hacer todas las actividades que durante años me han llamado la atención por su dureza, su espectacularidad o simplemente por el mero hecho de probar cosas nuevas. Una de esas cosas que siempre me han llamado son las trails de montaña, esas carreras monte a través donde no sólo se mide los kilómetros que se corren sino también los metros de desniveles totales.

Tras pasar una experiencia tan inolvidable como el participar en el conquistador del fin del mundo y vivir tanto tiempo entre montañas, con paisajes increíbles, no hacía más que recordar esos vídeos espectaculares de Kilian Jornet corriendo sin parar montaña tras montaña como si el desnivel no existiera para sus piernas.

Así que me prometí que en cuanto pudiera iba a prepararme para realizar un buen trail, y dicho y hecho, justo tras volver del reality me puse a entrenar duro, con un objetivo un poco más osado que ya os contaré más adelante. Ese entrenamiento me iba a permitir participar en el 2010 en mis primeros trails de montaña: Kosta trail y Flysch de Zumaia.

Mi primera experiencia por montaña fue un trail muy singular que se prepara en los acantilados de la costa bizkaina, la Kosta Trail, una carrera que va por diferentes y dispares terrenos, desde arena de playa, a cemento de carreteras, barro y fango de bosques, piedras y arenisca de montaña y hierba de campas varias. Un rompe piernas en toda regla.

La carrera en cuestión comprendía un total de 31 km con unos 1900m de desnivel positivo, es decir, cuestas que ascienden y ascienden si parar. Era mi primera trail, y no sabía como reaccionaría mi cuerpo, así que fui suave al principio, más fuerte en el medio de la carrera y como pude al final de la misma. La verdad se me hizo muy larga, mis gemelos no aguantaron la dureza y en la parte final se me subían sin parar en cada rampa.

Así y todo, tras algo más de 3 horas la concluí, con muy buen sabor de boca, aunque con una retención de líquidos de caballo, tras comer tantos cacahuetes en cada área de descanso. Estuve con las piernas hinchadas una semana, y con un dolor en las piernas mortal, pero me había dejado muy buen sabor de boca, la dureza era extrema, por lo menos para mi cuerpo, y eso fue lo que me llama en muchos de los deportes que realizo, así que pensé en realizar otra más dura y más rápida.

Dos meses después me planté en la Zumaia Flysch Trail, una carrera dura con menos cambios de terreno, algo más corta pues sólo tenía 27 km de recorrido pero con más de 2000m de desnivel, y con rampas de hasta el 35%, rampas que tenías que agarrarte al suelo, a las hiervas o a los matojos para poder subir por ellas.

Así y todo la experiencia fue increíble, en una rampa en el kilómetro 25 de 200m y con la mayor pendiente que jamás había podido imaginar que alguien podía correr por ahí. La verdad, si no llega a ser por toda la gente que me anima al reconocerme por el reality me habría sido casi imposible ascender. Pero, al final, poco más de 2 horas y media para realizar el trail completo, y esta vez lo pasé mucho mejor, lo hice a tope, y aunque acabé exhausto, saboree la experiencia con mucho más gusto y con ganas de seguir probando correr por montañas lo más duras posible. Pruébalo te va a gustar, sólo tienes que ver el vídeo para animarte.

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