Experiencias míticas

Nunca quise ser un zombie

De la misma forma que siempre quise ser un vampiro, al hablar de zombies la cosa y los sentimientos cambian. Una cosa es ser un no-muerto con poderes como hipnotizar o tener un deseo insaciable de sexo/sangre entre otras cosas, y algo completamente diferente un no-muerto con la carne podrida, torpe la mayor parte de las veces, feo y que se alimenta de carne viva. Por otro lado el séptimo arte ha tratado mucho mejor a los primeros que a los segundos. Tenemos que separar los inicios del mito en películas como ‘La legión de los hombres sin alma’ (‘White Zombie, Victor Halperin, 1932) o ‘Yo anduve con un zombie’ (‘I Walked With a Zombie’, Jacques Tourneur, 1943), maravillosas y poéticas películas, génesis de lo que vendría después.

El nombre de George A. Romero es casi de adoración para los admiradores del subgénero zombie. A finales de los 60 sorprendió con un film estimable, aunque hoy algo envejecido, en el que un grupo de humanos quedaba acorralado por una horda de zombies en una casa en mitad del campo. Es el film sobre los muertos vivientes hambrientos que más huella dejó en mí al verlo con poca edad en un pase televisivo. Tuve verdadero pánico durante mucho tiempo, a la noche, a los entierros, a las casas solitarias, pero sobre todo no podía quitarme de la mente esos “resucitados” que no atendían a explicaciones y sólo cesaban con un disparo en la cabeza. ¿Y si no tengo un arma, dónde me meto, qué hago? Estaré perdido, pensaba.

Ahora gracias a una exitosa serie de televisión los zombies están más de moda que nunca, incluso se hacen experimentos con ellos en plan crepúsculo para atraer a todo tipo de público. Pero si hacemos un balance de lo que ha dejado el subgénero podemos encontrarnos con el triste dato de que no muchas películas se salvan de la quema. Romero nunca estuvo tan pesado como con sus diferentes puntos de vista sobre el tema en su larga e interminable saga iniciada en 1968. La denuncia social en las secuelas quedaba aparcada en pos de casquería pura y dura poniendo a prueba los estómagos más fuertes e insensibles. Quedan a un lado intentos serios como los de la mítica productora Hammer, o el muy curioso film del interesante —al menos en la década de los 70— Bob Clark, ‘Crimen en la noche’ (‘Dead of Night’, 1972)

Un señor llamado Danny Boyle consiguió uno de sus mejores trabajos revolucionando por completo el mundo de los zombies, que pasaron a llamarse infectados. Con él descubrimos que los zombies, perdón, infectados, podían correr como alma que lleva el diablo. Acostumbrados como estábamos a que fueran más lentos que una tortuga, lo cual siempre da ventaja en caso de enfrentarse a uno, Boyle nos metió más miedo aún el cuerpo cuando hizo que un grupo de personajes se quedasen en un túnel arreglando el coche que les sacaría de allí mientras las sombras de varios infectados con gritos aterradores eran una amenaza cada vez más cercana.

Más tarde llegó el hoy admirado Zack Snyder con un remake de un mítico film de Romero, y que a día de hoy sigue siendo la mejor película de su director. El ejercicio de revisionismo es brillante como puesta al día además de un feroz relato de aventuras. Al poco el mundo de los zombies es homenajeado y parodiado hasta límites insospechados en una película del siempre ingenioso Edgar Wright y nunca algo tan aterrador fue tan cómico. La producción zombie se dispara e incluso mejora, totalmente alejada de la vulgaridad de muchos subproductos de los años 70 y 80 de los que nos queda alguna imagen para el recuerdo, por delirante, como por ejemplo un zombie luchando contra un tiburón de la mano de Lucio Fulci.

La producción patria se suma a explotar la gallina de los huevos de oro, aprovechando que al público le apetece ver a gente comiéndose a gente. Así Juan Carlos Fresnadillo acojona al personal con un inicio que se queda grabado en la retina en la secuela del famoso film de Boyle. Jaume Balagueró y Paco Plaza se suman a la moda de los infectados y les añaden connotaciones diabólicas. Ahora Brad Pitt será nuestro alter ego para combatir una guerra contra los zombies a nivel mundial en una película que promete extender el miedo por el mundo entero. Y esta vez parece que corren más que nunca. A ello habrá que sumar la nueva vuelta de tuerca del subgénero, la que cuenta el siguiente tráiler y que supone una razón más para no querer ser un zombie, ya sea literal o de forma metafórica.

En 1001 Experiencias | M. Night Shyamalan, yo creo en ti
En 1001 Experiencias | Brad Pitt, el guapo de buen rollo

Comentarios

  1. Comentario by Superman, el hombre de acero - junio 20, 2013 01:48 pm

    [...] 1001 Experiencias | Nunca quise ser un zombie En 1001 Experiencias | Brad Pitt, el guapo de buen [...]

    Responder