Experiencias inolvidables

El resurgir de Disney

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El próximo viernes se estrena en nuestras pantallas ‘Frozen: el reino del hielo’ (‘Frozen’, Chris Buck y Jennifer Lee, 2013), la última apuesta animada de los estudios Disney llamada a reventar las taquillas de cara a las inminentes fiestas navideñas. Y para celebrarlo —no sé vosotros, pero la cita (casi) anual con los “dibujitos” de la casa de Mickey Mouse lleva siendo una constante en mi vida desde que tenía tres años— queremos centrarnos hoy en la historia más reciente de la productora repasando de forma somera el puñado de cinco filmes que, desde 2008, han supuesto el revulsivo con el que la compañía ha dejado atrás un oscuro trance en el que se vió superada por el empuje de Pixar y por la muy equivocada decisión de abandonar la animación tradicional.

‘Zafarrancho en el rancho’, o el fin de una época

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Pero antes de ir discurriendo por esa mano ganadora, situémonos. Tras finalizar el siglo XX en lo más alto, con esos dos espectaculares títulos que fueron ‘Tarzán’ (‘Tarzan’, Chris Buck y Kevin Lima, 1999) y ‘Fantasía 2000′ (‘Fantasia 2000′, VVDD, 1999), Disney comenzaba la nueva centuria de forma más que irregular. Primero con ‘Dinosaurio’ (‘Dinosaur’, Ralph Zondag y Eric Leighton, 2000) un experimento visual espectacular cuya historia no era más que una pequeña vuelta de tuerca a la que viéramos en los ochenta en la enternecedora ‘En busca del valle encantado’ (‘The Land Before Time’, Don Bluth, 1988). Tras ella, y sin llegar a pasar por las salas de cine, la compañía editaría directamente en DVD ‘El emperador y sus locuras’ (‘The Emperor’s New Groove’, Mark Dindal, 2000) una desopilante locura de animación en dos dimensiones que llegó a estar nominada al Oscar a la mejor canción.

Mientras tanto, el empuje de Pixar por un lado, que ya para entonces había estrenado las dos primeras partes de ‘Toy Story’ (id, John Lassetter, 1996) y ‘Bichos, una aventura en miniatura’ (‘A Bug’s Life’, John Lassetter y Andrew Stanton, 1999) ; el de Dreamworks por otro, y el hecho de que ambos estuvieran triunfando a nivel mundial merced a los nuevos modos de animación por ordenador comenzaban a plantear serias dudas en el seno de Disney acerca de la idoneidad de continuar insistiendo en la forma de hacer películas que había llevado al estudio a regentar el cine de “dibujitos” durante seis décadas.

Aún así, y con hasta cinco producciones en diferentes estados de desarrollo, la productora tardaría todavía cuatro años en anunciar que ‘Zafarrancho en el rancho’ (‘Home on the Range’, Will Finn y John Sanford, 2004) —uno de los peores largometrajes de la compañía— sería la última cinta de animación tradicional que saldría de sus estudios, dando así un predecible y aparente punto y final a casi setenta años de largometrajes que, en el primer lustro de este siglo había transitado entre lo olvidable de ‘El planeta del tesoro’ (‘Treasure Planet’, John Musker y Ron Clemens, 2002) y esa pequeña obra maestra que es ‘Lilo & Sticth’ (id, Chris Sanders y Dean DeBlois, 2002).

Un pollo, una familia y el perro que nos devolvió la esperanza

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No es que ‘Chicken Little’ (id, Mark Dindal, 2005) estuviera mal. De hecho, cada vez que la veo me río más. Es que comparada con lo que le habíamos visto antaño a la productora, su primera cinta de animación digital completa dejaba a su público fiel algo insatisfecho. Y así, el escalón inicial del cambio de formas en los modos de animación de la Disney quedaba en un entredicho que su siguiente apuesta, la muy olvidable ‘Descubriendo a los Robinsons’ (‘Meet the Robinsons’, Stephen Anderson, 2007) no hacía más que corroborar.

Con muchas voces clamando por el retorno de los dibujos en dos dimensiones —o mezclados, como llevaban ya haciendo desde finales de los ochenta, con animación generada por ordenador—, la compañía se arriesgaría en 2008 a un último órdago en el terreno digital, uno que, afortunadamente, le salió a pedir de boca. Y si cuatro años antes ‘Zafarrancho en el rancho’ había supuesto un falso canto del cisne de la animación tradicional, la enérgica y espléndida ‘Bolt’ (id, Chris Williams y Byron Howard, 2008) iba a ser el inesperado equivalente en el mundo tridimensional.

Y así, tras tan sólo tres intentos, Disney dejaba de lado su breve incursión en algo en lo que nunca debió meterse por una razón muy evidente: Pixar. La compañía de Luxo Jr. —asociada al megaconglomerado que es el imperio levantado por el “tito” Walt— ya estrena todos los años una cinta producida con el uso de tecnología digital, y la necesidad de que el estudio matriz hiciera lo mismo terminó por verse como una desproporcionada futilidad que no daba los ansiados frutos en taquilla.

Princesas, sapos, largas cabelleras y un entrañable videojuego

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El anuncio no pudo ser recibido con mayor algarabía: coqueteando con los internautas mediante esos bocetos preliminares que tanto nos hacen babear a los amantes de la animación, los responsables de Disney declaraban que ‘Tiana y el sapo’ (‘The Princess and the Frog’, Ron Clemens y John Musker, 2009), su siguiente “clásico”, iba a suponer el regreso a la animación en dos dimensiones. ¿Y qué mejor manera de volver que de la mano de aquellos que, veinte años atrás, habían sido responsables del renacimiento de la compañía gracias a una sirena llamada Ariel y a un cangrejo llamado Sebastian? Con Clemens y Musker al frente, esta reimaginación a ritmo de jazz y de la magia de Nueva Orleans del cuento clásico dejaba claro que Disney había vuelto con fuerza.

Una impresión que quedaba reforzada, y de qué manera, con su siguiente producción: ‘Enredados’ (‘Tangled’, Nathan Greno y Byron Howard, 2011) era todo lo que se le podía pedir a una película Disney del s.XXI y algo más. Respetuosa con la tradición de la compañía, y tirándole los tejos a Dreamworks, la animación de la historia de Rapunzel iba al mismo nivel que una historia non-stop que dejaba para el recuerdo la simpatía a raudales de dos de sus personajes secundarios, el caballo y el camaleón.

Y si con ‘Enredados’ nos habíamos quedado encantados, con ‘¡Rompe Ralph!’ (‘Wreck-it Ralph’, Rich Moore, 2012) volvíamos de golpe a nuestra más tierna infancia, a disfrutar como enanos de unos personajes carismáticos —encabezados por ese gigantón que es Ralph y esa niñita irritante/adorable que es Vanellope— y a pasárnoslo bomba con una película que entretenida y entrañable hasta decir basta y que es todo un recordatorio de aquellos tiempos en los que con cinco duros te perdías durante un buen rato entre los bits de las máquinas recreativas.

Con todo lo anterior, creo que huelga afirmar que soy de los que opinan que Disney vuelve a estar en plena forma y que, si nada lo impide, la productora todavía seguirá dando guerra durante muchas generaciones en el campo de la animación. Que así sea.

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Comentarios

  1. Comentario by Natxo Sobrado - noviembre 28, 2013 09:41 am

    De los vídeos de VHS de la Bella y la bestia que teníamos hace años, Aladdin y compañía a esta nueva etapa de animación. Qué cambios y cómo se nota la transformación del contexto.

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  2. Comentario by Ridley Scott, de genio a Sir - 1001 Experiencias - Men Expert de L'Oréal - noviembre 29, 2013 11:00 am

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