Grandes actores sin Oscar
Tras hacer un repaso por algunos de los grandes directores que jamás ganaron un Oscar —ya sabéis, ese premio que hace que todos los años la gente que se dedica al séptimo arte compita entre ellos por demostrar quien es el mejor, premio que suele ir para quien más amigos tiene—, vamos hoy a citar un selecto grupo de actores que jamás han recibido la dorada estatuilla a pesar de merecerlo en algunas ocasiones. El actor de la fotografía de arriba no necesita presentación para nadie. Clint Eastwood, que sin embargo posee cuatro Oscars, es una de las figuras más respetadas y queridas de todas cuantas pululan por ese mundo. Y con él empezamos el grupo de actores que no han sido premiados, pero aún podrían ganar el Oscar. Digamos que este les llegará con algo de retraso en caso de hacerlo.
Leonardo DiCaprio trabajó a las órdenes de Eastwood en ‘J. Edgar’ (id, 2011), una ocasión más que idónea para que el joven actor se alzase con el premio, pero la fría recepción del film —injusta a mi entender— hizo que sus posibilidades menguasen considerablemente. A su lado podríamos cintar a Johnny Depp, que como no le den pronto un Oscar va a acabar perdiéndose en sus propios tics y haciendo siempre de Jack Sparrow. Algo parecido le podría pasar a Robert Downey Jr, cuyas composiciones de Tony Stark y Sherlock Holmes se inspiran claramente en el Sparrow de Depp, modelos a seguir en el cine reciente. Si citamos por otro lado a un monstruo interpretativo de la categoría de Edward Norton uno puede echarse las manos a la cabeza, porque este tío es capaz de eclipsar a todo un reparto poniéndose una máscara. No obstante su difícil carácter le ha traído problemas y no es demasiado bien querido. Tom Cruise es mejor actor de lo que muchos piensan, y bastante inteligente, el premio le llegará algún día cuando se olviden de su vida privada.
Peter O´Toole es otro gran veterano sin Oscar, y eso que su debut en el séptimo arte fue en una película difícil de olvidar, ‘Lawrence de Arabia’ (‘Lawrence of Arabia’, David Lean, 1962), una de las cumbres del cine bajo cualquier perspectiva. Podríamos sumar a Albert Finney, actor que hace como los vinos, y que ha sido nominado cinco veces; su intenso trabajo durante la última década le ha hecho merecedor del premio y también ninguneado por la Academia. Harrison Ford demostró muchas veces su carisma arrollador, y como siga metiéndose en engendros no olerá la estatuilla jamás. Liam Neeson y Gary Oldman llevan en esto lo suficiente para considerarlos veteranos, nunca han saboreado las mieles del éxito en ese aspecto, Neeson perdió una gran oportunidad al ser sustituido en ‘Lincoln’ (id, Steven Spielberg, 2012) por Daniel Day-Lewis, y Oldman es lo suficientemente camaleónico para sorprendernos un día con un papel que le lleve al Oscar.
El caso de Robert Redford es especialmente escandaloso, sólo fue nominado por su interpretación en ‘El golpe’ (‘The Sting’, George Roy Hill, 1973); aunque no se ha retirado como actor está más ocupado en sus labores como director, categoría en la que sí obtuvo un Oscar, y productor. Quien sí está retirado, ya desde hace tiempo, es Kirk Douglas, palabras mayores en esto del cine. Nominado en tres ocasiones no ha sido premiado, pero lo que es una verdadera vergüenza es que su hijo, Michael Douglas, tenga un Oscar como actor cuando la diferencia entre ambos es como la noche y el día, teniéndose que conformar Douglas padre con un Oscar honorífico en 1996. Cerramos este grupo con el gran Harvey Keitel, condenado injustamente a parecer un eterno secundario, de los de lujo pero secundario, cuando su valía está muy por encima de actores más famosos. Su composición en ‘Los duelistas’ (‘The Duellists’, Ridley Scott, 1977) merecía todos los premios posibles.
Entre los grandes actores que jamás ganarán un Oscar debido a que ya han fallecido encontramos a Cary Grant, una de las injusticias más importantes en la historia de los míticos premios. lo más sorprendente del asunto es que sólo estuvo nominado en dos ocasiones y por papeles en los que nadie se lo esperaría, la comedia romántica ‘Serenata nostálgica’ (‘Penny Serenade’, Goerge Stevens, 1941) y esa pequeña joya titulada ‘Un corazón en peligro’ (‘None But the Lonely Heart’, Clifford Odets, 1944). De sus colaboraciones con Hitchcock, director que jamás recibió un Oscar, ni una triste nominación. A su lado Robert Mitchum, ejemplo a seguir por muchas generaciones de duros, sólo olió una nominación en una de sus colaboraciones con William A. Wellman, ‘También somos seres humanos’ (‘Story of G.I. Joe’, 1945)
Podemos seguir la lista con Charles Chaplin, que tampoco lo ganó como director, siendo extrañamente premiado por la banda sonora de ‘Candilejas’ (‘Limelight’, 1952) —¿hay alguna forma más denigrante de reconocer la valía de uno de los grandes genios del cine?—. El galán Montgomery Clift fue nominado en cuatro ocasiones, y ni siquiera en la multipremiada ‘De aquí a la eternidad’ (‘From Here to Eternity’, Fred Zinnemann, 1953) pudo alzarse con estatuilla. Un actor muy parecido, James Dean, murió prematuramente en un accidente de coche sin llegar a conocer lo que era la fama, sus tres papeles importantes dejaron tres grandes películas y la certeza de que con el tiempo habría sido premiado.
Fred Astaire y Gene Kelly son los bailarines más famosos del celuloide aunque no sólo se dedicaban a cantar y bailar en sus películas. Ambos fueron nominados sólo una vez, Kelly por ‘Levando anclas’ (‘Anchors Anweigh’,George Sidney, 1948), lo cual tiene bastante sentido, y el segundo por ‘El coloso en llamas’ (‘The Towering Inferno’, John Guillermin, 1974), tardía nominación que olía a compensación. Entre otro grandes olvidados tenemos al poco conocido actualmente Arthur Kennedy, nominado cinco veces, y al gran James Mason, cuya valía sólo fue reconocida en tres ocasiones y sin premio evidentemente.
Entre los que jamás fueron nominados encontramos a Peter Cushing o Christopher Lee —este aún está vivo, así que no perdamos la esperanza—, imponentes presencias que nos aterrorizaron durante décadas. Glenn Ford, el padre terrestre de Supermán —antes de que Kevin Costner intente hacérnoslo olvidar— no logró ser nominado ni en sus imprescindibles colaboraciones con Fritz Lang. Joseph Cotten, protagonista de las primeras películas de Orson Welles —quien por cierto, tampoco recibió un Oscar como actor—, y un secundario como pocos hay, también pasó por este mundo sin oler una nominación. Lo mismo podemos decir de Robert Taylor, actor muchas veces menospreciado, o de Jerry Lewis, a años luz de su imitador Jim Carrey, tanto en gracia como talento. Terminamos esta impresionante lista con Edward G. Robinson, actor capaz de acojonar con una sola mirada.
En 1001 Experiencias | La mejor fantasía en el cine
En 1001 Experiencias | Grandes directores de cine sin Oscar
COMENTARIOS
12