Experiencias míticas

El segundo reinado de LeBron James en la NBA

Que te autoproclames ‘el elegido’ y ‘el rey’ cuando todavía no eres más que un jugador de baloncesto de instituto tiene, evidentemente, consecuencias inmediatas. La más clara es que tu juego tiene que estar al nivel de esos epítetos si no quieres que los críticos y los haters te destrocen por soberbio, y también tienes que ganar títulos que te permitan realmente arrojarte el título de ‘King’, y tienes que hacerlo rápido. Si no, lo que era un apodo molón se puede convertir en una excusa para que seas el hazmarreír de todo el mundo.

LeBron James estaba hace tres años peligrosamente cerca de que sus proclamaciones como el mejor jugador del mundo fueran sólo palabras vacías. Sí, había jugado unas Finales en 2007 (en las que los Spurs de un Tim Duncan en plenas facultades barrieron sin contemplaciones a los Cavaliers de James) y había ganado un MVP de la temporada regular en 2009, pero nada de eso servía. Alguien que es conocido como ‘el elegido’ y que es comparado incesamente con Michael Jordan tenía que ganar campeonatos. Que es exactamente la razón por la que LeBron se marchó a Miami en 2010, y que es lo que ha hecho en estas dos últimas campañas.

Desde que fichó por los Heat, el alero de Akron ha ganado otros tres MVPs, dos anillos de campeón consecutivos (en tres visitas a las Finales) y ha sido nombrado MVP de las Finales en las dos ocasiones. Cada temporada ha elevado un poco más su nivel de juego, mejorando sus movimientos al poste bajo y trabajando el tiro lejano para acabar siendo una amenaza real desde la línea de triple, como sufrió San Antonio en el séptimo partido de estas últimas Finales, y parece haber decidido olvidarse en la cancha de todos los numeritos que hacía durante su época en Cleveland y en su primera temporada en Miami. La imagen de LeBron y Dwyane Wade burlándose de Nowitzki, que estaba resfriado, en las Finales de 2011 no ha vuelto a repetirse, sobre todo porque los Mavericks aplicaron un duro correctivo a los Heat al derrotarlos por un campeonato en el que cometieron el error de creer que era suyo sólo por aparecer sobre el parqué.

El propio LeBron reconoció en la siguiente temporada que no se había comportado como un profesional y como un líder para su equipo, y se lo tomó mucho más en serio en las dos temporadas siguientes, dominando el juego de un modo pocas veces visto. ‘King’ es más que físico, como dicen sus detractores. Este año ha asistido al nivel de un base, con más de siete asistencias por encuentro, y lo mismo ha subido el balón en ataque que se ha ido a jugar al poste bajo, o se ha movido por el perímetro, o ha seguido con sus poderosas entradas a canasta desde el arco de la zona. James ha aportado allí donde su equipo más lo ha necesitado, y en las Finales sí que ha rendido a un nivel jordanesco, superando el enorme reto que plantearon unos Spurs que dejaron escapar el anillo en los instantes finales del sexto partido, con ese triple sobre la bocina de Ray Allen incluido.

LeBron ya puede autoproclamarse ‘el elegido’ y ‘el rey’ sin que suenen a palabras vacías, a las pretensiones de un adolescente que se sabía bueno, pero que aún no había demostrado nada. Aunque fuera de la cancha siga haciendo de las suyas, con esos tuits y declaraciones un poco de ‘sobrado’ que inflaman a los haters, sobre el parqué se ha vuelto más serio, sabedor de que sus acciones deben respaldar sus palabras. El año II del verdadero reinado de LeBron ha comenzado.

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Comentarios

  1. Comentario by Natxo Sobrado - junio 27, 2013 09:56 am

    Que alguien le hable del #valorsihumildat a LeBron, a ver qué cara pone.

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    1. Comentario by Marina Such - junio 27, 2013 10:12 am

      Sus carcajadas se escucharían hasta en el Allianz Arena de Munich :)

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